Esta es la crónica de la cadena de corrupción, ineficacia y cobardía política que nos ha llevado al hundimiento de la banca española. Mientras que los políticos y supervisores aseguraban que en España no había burbuja inmobiliaria, un grupo de bancos y cajas de ahorros vendieron sus promotoras a los grandes del sector. Dos años después, los gigantes del ladrillo (Martinsa, Reyal Urbis y Habitat) quebraron y se acabó el sueño del ciclo económico boyante. El sistema financiero español no tenía los productos subprime de Estados Unidos, pero estaba lleno de ladrillos más tóxicos que los americanos. Los inspectores del Banco de España denunciaron esta situación ante el gobernador Jaime Caruana y su sucesor, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, así como ante los ministros de Economía Rodrigo Rato y Pedro Solbes. Pero nadie quiso poner coto a los desmanes para evitar el frenazo de una economía desbocada y las consecuencias políticas que podía acarrear. Tras la quiebra de la Caja Castilla La Mancha, Cajasur, la CAM, CatalunyaCaixa, Novagalicia y el Banco de Valencia, llegó la traca final: Bankia. Rodrigo Rato, otra vez en primera línea, mantuvo un pulso contra el ministro de Economía, Luis de Guindos, y perdió. El Banco de España no atajó nunca el cáncer de las cajas contaminadas, pues esperaba que la recuperación del ciclo tapara los problemas. Ampliamente documentado y con un estilo directo y claro, este libro, que debería provocar el sonrojo a más de uno, explica cómo se ha llegado a la actual situación de indignación social por las indemnizaciones cobradas, el escándalo de las preferentes y los 20.000 millones entregados a las entidades a fondo perdido y la sociedad española se empobrece día a día.