«Deja que las velas se apaguen solas (como sucedió en Las higueras necesitan compañía) es poesía de primer grado. En este libro hay intuiciones de esa naturaleza comentada, pero también hay recuerdos, y cosas observadas en viajes, y homenajes a personas queridas, y elegías, y anhelos... Hay algo claramente zen en todo esto, pero esa quietud y esa paciencia y esa observación serena no resuelven el irresistible misterio de la literatura que nos va regalando Rafael Pérez Hernando. Misterio y belleza se alían aquí con la sorpresa». Juan Marqués