La ternura, una palabra tan bonita como olvidada, asociada a la infancia, es, sin embargo, una necesidad profunda del hombre, sentida por todas las personas, que hunde sus raíces en lo más profundo de nuestro ser. No es algo volátil, abstracto sino concreto y con manifestaciones sensibles. Se comunica a otros seres y se recibe de otros seres a través del abrazo, la sonrisa, la mirada, la caricia, el tacto y la palabra. Pero la ternura es frágil. Difícilmente sobrevive en el tráfago del hombre actual. Facilmente se convierte en el desamor, que no es otra cosa que la antiternura. Este libro intenta responder a las siguientes preguntas: ¿por qué nos empecinamos en vivir en el desamor? ¿Por qué no nos damos cuenta de que la acción de dar y recibir ternura constituye uno de los resortes vitales del hombre?