Los traslados y desplazamientos suelen suscitar  reacciones encontradas entre las partes del  contrato de trabajo: si el empresario está interesado en disponer libremente de su mano de obra, el trabajador normalmente busca la inamovilidad en su puesto de trabajo. La legislación laboral ha tratado siempre de  conciliar esos intereses divergentes,  reconociendo al empresario poderes de variación pero asegurando al trabajador, al mismo tiempo, ciertos derechos y compensaciones. Tales reglas se encuentran hoy  en día, básicamente, en el artículo 40 del  Estatuto de los Trabajadores. Objeto principal        de este estudio es el análisis de los pasajes que  dentro de ese precepto pudieran suscitar mayor  grado de controversia entre las partes o  mayores dificultades interpretativas.