En esta libro no debe buscarse el típico alegato contra el capital y las multinacionales, sin más, como viene siendo la norma. Aquí se va más allá. Se rechaza abiertamente la economía de mercado como un sistema moribundo, dictatorial y neototalitario que da vueltas sobre sí mismo y ya no es capaz de ilusionar al ciudadano occidental, sino que muy al contrario le está afectando espiritual, psíquica y socioeconómicamente, al someterse todo a una brutal competitividad derivada de su propia naturaleza ancestral, en la actualidad reforzada tras el fin de la URSS y la Guerra Fría. Al mismo tiempo, trata de imponerse -aún con más contundencia- en todos los lugares del planeta de una forma drástica y ortodoxa.
Sin embargo, también se critican las actitudes "cómplices" de un gran segmento de ciudadanos occidentales, receptores pasivos de una sociedad mediática avanzada que suele situar los mensajes a favor de la estructura de poder mercantil, y , sobre todo, se cuestionan algunas de las actuaciones intelectuales de "sectores progresistas", en su mayoría en manos de corrientes del pensamiento socialdemócrata, ya que, a pesar de su teórica experiencia como estudiosos del tema, aún no han sido capaces de aportar una alternativa clara al problema (podría decirse que ellos son una parte del problema). Igualmente se cuestiona la efectividad de partidos políticos supuestamente de izquierdas para estimular una transformación radical de la sociedad, o de una buena parte de ella; de los sindicatos y de las ONG's, puesto que estas instituciones por regla general, deben su existencia al mismo sistema al que dicen combatir y se desconfía, por el momento, del movimiento "antiglobalizador" o "anticapitalista": porque carece de articulación ideológica, carismática, estratégica y mediatíca y posee tendencias anarquistas inoperantes y ajenas al comportamiento humano hasta ahora conocido.